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¿Cómo enfrentas la ansiedad?
Durante el mes de abril, participé en un estudio Bíblico de mi iglesia basado en el libro “El campo de batalla de la mente” escrito por Joyce Mayer. Cuan relevante e importante ha sido estudiar este tema durante esta temporada en la que el distanciamiento social nos ha obligado a enfrentar una verdadera guerra en contra de la ansiedad, el estrés y las preocupaciones.
Uno de los temas que más me gustó y me dediqué a estudiar a profundidad durante este mes es la importancia de enfocar nuestros pensamientos. ¿Qué es enfocar? La Real Academia de la Lengua Española define enfocar como “Dirigir la atención o el interés hacia un asunto o problema desde unos supuestos previos, para tratar de resolverlo acertadamente”
Las palabras que se están usando en la definición anterior no están colocadas en orden aleatorio como si carecieran de sentido; todo lo contrario, cada palabra tiene un objetivo concreto que nos ayuda a entender realmente lo que significa enfoque y su importancia. Si buscas en el diccionario la palabra dirigir encontrarás los siguientes sinónimos: Enderezar, Guiar, Encaminar la intención, Gobernar, Regir, Dar reglas, Aconsejar, Orientar, Dedicar, Concentrar. Si buscas los sinónimos de disciplina, te encontrarás una lista muy similar a la anterior: Organizar, Ordenar, Someter, Gobernar, Dar reglas, Dedicar, Concentrar.
Tener enfoque requiere disciplina.
En la Biblia encontrarás varios versículos que nos enseñan la importancia de enfocar nuestros pensamientos, por ejemplo, Isaías 26:3 dice : “Tu guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”(RVR 1960)
Este versículo en particular nos indica que nuestro pensamiento debe Perseverar en Dios, en su palabra y en su verdad. Perseverar requiere disciplina y enfoque. Una de las mayores promesas que encontrarás en la Biblia es precisamente esta, cuando tu pensamiento se mantenga y se concentre en Dios, tendrás paz.
¿Qué ocupa tu mente? Hay síntomas que los psicólogos han identificado para describir un ataque de ansiedad, por ejemplo: preocupación excesiva que incluye pensamientos de angustia y de temor, nerviosismo, inseguridad, ya sea por interacción social o por la incapacidad de predecir el futuro, angustia causada por eventos pasados, perfeccionismo exagerados, autocrítica, incertidumbre, etc.
Puesto que todos los síntomas anteriores empiezan y se desarrollan en tu mente, debemos empezar a disciplinarla. La mayoría de nosotros no tenemos una estrategia real que nos ayude a enfrentar los episodios de ansiedad o estrés de forma efectiva, por esta razón, algunas personas pueden pasar años estancados en la misma condición y situación sin poder salir de ella. Muchos otros hemos creído que estos pensamientos y síntomas simplemente son inevitables al punto que los volvemos comunes y persistentes. Pero, la realidad es que tenemos la capacidad de discernir y elegir lo que pensamos.
Una de las porciones Bíblicas que ha ministrado mi vida en estas últimas semanas se encuentra en Filipenses 4. Señalaré algunos versículos a continuación, pero te recomiendo que lo leas completo cuando tengas tiempo.
1.Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados. (Filipenses 4:1 RVR 1960)
Lo primero que hace este capítulo es invitarnos a permanecer firmes en el Señor. Es sumamente fácil ser fieles y creer en Dios cuando todo va bien. También, es muy fácil que la duda y la incredulidad entren a nuestra mente y tomen control de ella. El verdadero reto radica en mantenernos fieles a Dios aún cuando las cosas no están saliendo como quisieramos.
Enfocar nuestra mente a creer que Él sigue siendo Dios, que es soberano y poderoso. Él nunca cambia, no se aleja ni se esconde. El mismo Dios que te sostuvo en tempestades pasadas, te sostendrá durante las tempestades presentes y futuras. Mantente firme, creyendo que Él está contigo. Salmos 56:8 dice “En el día que temo, Yo en ti confío”. (RVR 1960).
4.Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: !!Regocijaos! (Filipenses 4:4 RVR 1960)
El Apóstol Pablo, quién escribe esta carta a los Filipenses, está llamando nuestra atención hacia el hecho de que tenemos que alegrarnos en Dios, en todo tiempo. Enfocar nuestra mente requiere que tomemos decisiones firmes, en este caso, la decisión de regocijarse aunque no haya cosa aparente para estar alegre o feliz.
Si tienes la capacidad de dedicar horas y horas pensando en lo que te preocupa, entonces tienes la capacidad de enfocar esos pensamientos a cosas positivas. Siempre habrá algo para estar agradecidos y gozosos.
Hay un corito que cantabamos en mi iglesia que decía “el gozo que tengo yo, el mundo no me lo dio, y como no me lo dio no me lo puede quitar”. Las cosas materiales y las situaciones actuales son pasajeras, por eso debemos enfocarnos en lo eterno.
6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. (Filipenses 4:6 RVR 1960).
Hay dos puntos claves que toca este versículo. Primero, nos enseña a usar el dominio propio para no estar preocupados, ansioso o temerosos. Segundo, debemos presentar nuestras peticiones a Dios en oración. En vez de estar ocupando nuestra mente con pensamientos que no nos edifican, hay que dedicarnos a orar y creer que Dios ya escuchó nuestras oraciones.
Hace unos meses, mi pastor ilustraba que muchos de nosotros pasamos al altar de la iglesia presentando a Dios nuestras peticiones, pero que al levantarnos, nos las llevamos de regreso a nuestras casas. En realidad nunca las soltamos porque nos hemos acostumbrados a cargarlas. Pero eso no es lo que la Biblia dice que debemos hacer.
1 de Pedro 5:7 dice “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (RVR 1960). Deposita en Dios todas tus preocupaciones y no vuelvas a cargarlas. Deja que Él se encargue de todo lo que tu no puedes controlar.
7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4:7 RVR 1960)
Cuando presentamos a Dios nuestras peticiones por medio de la oración, Él nos llena de su Paz. La paz que trae calma en medio del caos y que guarda nuestra mente con serenidad.
8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. (Filipenses 4:8 RVR 1960).
En vez de dejar que tu mente vague de un lado a otro con pensamientos que te causan ansiedad y estrés, dirigelos a pensar en lo verdadero, en lo honesto, en lo justo, en lo puro, en todo lo bello y digno de alabanza. ¡En esto Pensad!.
Dedica tu tiempo a llenar tu mente de la Palabra de Dios. Memoriza versículos que te ayudarán a mantenerte firme en la fe. Canta alabanzas a Dios. Piensa en lo bueno y maravilloso que Dios ha sido contigo. Piensa en su bondad, en su misericordia, en su sacrificio, en el hecho de que él haya puesto su mirada en ti. Piensa en los planes que Dios tiene para ti, porque ni tu pasado ni tu situación actual determinan tu futuro. Cree y aférrate a sus promesas. Medita. Reenfocate.
Meditar es pensar y considerar un asunto con atención y detenimiento para estudiarlo, comprenderlo bien, formarse una opinión sobre ello o tomar una decisión. Meditar en Dios es enfocar nuestro pensamiento en Él y en su palabra. Hay muchos versículos que nos hablan de la importancia y los beneficios de meditar en Dios. Lee a continuación algunos ejemplos:
“Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos” (Salmos 77:12 RVR 1960)
“En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos” (Salmos 119:15 RVR 1960)
“En la hermosura de la gloria de tu magnificiencia, y en tus hechos maravillosos meditaré” (Salmos 145:5 RVR 1960)
“Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien” (Josué 1:8 RVR 1960)
9 Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros. (Filipenses 4:9 RVR 1960).
Todas las experiencias que has tenido en el pasado, todos las batallas ganadas, todas las oraciones contestadas, todos los milagros que has atestiguado, todas las bendiciones, las palabras y las promesas que has aprendido, recibido, oido y visto, a eso aférrate.
Debemos desarrollar la capacidad de discernir y elegir nuestros pensamientos. Detenerse es el primer paso. Cuando vengan a tu mente pensamientos que te causen ansiedad, preocupación, estrés, temor, etc. Tienes que obligarte y detenerte. Has una pausa que te permita analizar lo que estas pensando. Analízalo desde el punto de vista Bíblico. Preguntante ¿es esto lo que Dios me ha prometido? ¿Este pensamiento está de acuerdo con la palabra de Dios? ¿Esta es la mente que Cristo quiere que tenga?
El segundo paso será, reenfocarse. Quitar de tu mente lo que te atormenta, para dirigirla a pensar en Cristo y en su palabra.
¿Cómo puedes enfrentar tus episodios de ansiedad y de estrés? Enfocando tu mente en Cristo… En esto pensad.