El Balance en el Ministerio

¿Es posible Jugar Soccer con una sola pierna?

Seguramente podríamos iniciar un debate acerca de las posibilidades de jugar soccer sin una pierna. Lo cierto es que, si a alguna persona le falta una pierna (o dos), puede recurrir a diversos métodos como la prótesis o la silla de ruedas para poder jugar; la realidad detrás de esto es que se necesita de algo externo que apoye y cree balance al cuerpo para propiciar el movimiento. Sin el apropiado equilibrio, hacer actividades comunes puede resultar sumamente difícil y en muchos casos, imposible. 

Trabajar en el ministerio, al servicio de Dios es como jugar fútbol soccer, se requiere del uso balanceado de ambas piernas para poder hacerlo correctamente, en este caso, una pierna se llama Don (talento) y la otra Carácter (Fruto).  

La primera carta que escribe Pablo a la iglesia de Corinto es una carta dirigida a una pequeña comunidad cristiana que se encontraba en medio de la controversia a causa de sus dificultades espirituales y morales. Los actos de aquellos cristianos estaban aún controlados por sus pasadas costumbres y conductas paganas. Esto se puede observar porque, en su primera carta, Pablo atiende situaciones como la división de la iglesia, los pleitos, los comportamientos sexuales vergonzosos, la mala práctica de la comunión y el uso de los dones espirituales. 

En el capítulo 12 de 1 de Corintios, Pablo lo destina a explicar acerca de los dones, los cuales son parte esencial en el desarrollo de nuestro ministerio. Está claro que en la iglesia de Corinto estaban equipados con una variedad de dones y su uso no está en cuestionamiento. Sin embargo, podríamos preguntarnos cuál fue la verdadera razón detrás de tan detallada explicación acerca del uso y función de los dones dentro de la iglesia.  Puedes tomarte el tiempo de leer todo el capítulo y detenerte a estudiarlo a detalle en cualquier momento, sin embargo, en esta ocasión vamos a analizar a grandes rasgos lo que este capítulo nos enseña acerca de los dones: 

  1. Los dones son repartidos por el Espíritu de la forma que Él quiere. 

En el versículo 1 (1 Cor. 12), Pablo abre el tema diciendo que no se deben malentender los dones los cuales son las capacidades que Dios nos da. Pablo quiere dejar saber a la iglesia de Corinto de qué se tratan, porque primero hay que tener un claro conocimiento de qué son, para después entender el cómo se usan. 

En el Versículo 4 y 5, Pablo dice que hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo, y hay diversidad de ministerios, pero el Espíritu es el mismo.  La palabra a la que debemos poner atención en estos dos versículos es “diversidad”. En ambos versículos nos está apuntando a la variedad o multiplicidad de dones y ministerios, pero dentro de toda esa diversidad, el común denominador es el mismo porque el Espíritu es el mismo. 

En los siguientes versículos, continúa entonces dando una lista que ejemplifica los dones que pueden ser repartidos por el Espíritu. En esta carta se describen únicamente 9 que parecen estar presentes en la iglesia de Corinto, pero es importante mencionar que no son los únicos; tampoco debemos cometer el error de asignarles una jerarquización por importancia, ya que, como veremos más adelante, todos son importantes y tienen el mismo objetivo: la edificación de la iglesia. 

En el versículo 11 termina afirmando nuevamente que todas estas cosas las hace un mismo Espíritu << repartiendo a cada uno en particular como él quiere>> (RVR1960); esto significa que nosotros NO elegimos nuestros dones o capacidades, en realidad, han sido dadas por voluntad del Espíritu y, estarás de acuerdo conmigo que solo ese versículo merece un estudio completo que podríamos desarrollar más adelante. 

  • Los dones no son para beneficio propio. 

Los dones No son para edificación propia; Son para edificación del cuerpo de Cristo. 

<< El Espíritu se muestra de manera diferente en cada uno para beneficio de todos >> (1 Corintios 12:7. PDT).       

<< Así también vosotros, pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia >> (1 Cor. 14:12 RVR1960)      

Los dones No son para nuestra vanagloria. Son para glorificar a Dios. 

<<Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís>> (Colosenses 3:23-24; RVR1960)

  • Los dones son para testificar del amor de Dios a los que necesitan salvación: 

1 Pedro 4:10-11 dice: << Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén >> (RVR1960).

Durante todo el capítulo 12 de 1ª de Corintios, Pablo está enfatizando la importancia de los dones y más adelante en el capítulo 14, describe cómo deben ser usados para la edificación del cuerpo de Cristo. No solo a los miembros de la iglesia de Corinto les fueron repartidos dones según la voluntad del Espíritu Santo, a todos nos fue dada una capacidad o habilidad que debe ser puesta al servicio de Dios para beneficio y edificación de la iglesia. Esta habilidad no puede esconderse, ni rechazarse. Esta habilidad debe educarse, pulirse y fortalecerse con el fin de ser útil y eficiente en el trabajo ministerial. 

Pero, claramente, no lo es todo. Recuerda que necesitamos dos piernas para crear balance. 

Al final del capítulo 12, en el versículo 31 Pablo escribe: << Procurad, pues, los dones mejores. Más yo os muestro un camino aún más excelente >> (RVR1960)

La Biblia Traducción lenguaje actual dice en este mismo versículo: << Está muy bien que ustedes quieran recibir del Espíritu las mejores capacidades. Yo, por mi parte, voy a enseñarles algo más importante >> 

En mi opinión, este versículo actúa como un puente que conecta al don con el carácter. Y si en el capítulo 12 Pablo estaba enfatizando la importancia y el uso de los dones para la edificación del cuerpo de Cristo, en el capítulo 13 demuestra que, sin el fruto, nosotros no somos nada. 

1 de Corintios 13 es uno de los capítulos más famosos de la biblia y se ha convertido en el favorito de la mayoría de los Cristianos a través de la historia. Por alguna razón hemos romantizado su contenido, tratándolo siempre como una guía de cómo debe ser el amor hacia tu pareja o tus seres queridos. Ciertamente puede usarse en ese sentido, sin embargo, no debemos olvidar que fue una carta dirigida a una iglesia en específico, y si observamos el contexto de la iglesia de Corinto, y unimos los factores que impulsaron a Pablo a escribir el contenido de la carta, notarás que el capítulo 13 tiene una connotación más profunda que solo el ejemplificar el amor romántico. 

Como lo comenté anteriormente, la iglesia de Corinto estaba en crisis; existían divisiones, controversias por pecados sexuales, idolatría, etc. Ellos tenían en gran estima a los dones espirituales, estaban haciendo alarde y dándose “aires de superioridad” a causa de esas capacidades. Por esta (y muchas otras razones) el capítulo 13 me parece más una exhortación a los Corintios con el fin de educar acerca de cuál debería ser su postura frente a los dones. 

El amor, según Gálatas 5: 22-23, es un componente del fruto del Espíritu. 

El fruto del Espíritu es la expresión externa del trabajo interno que hace el Espíritu Santo en una persona. Si observas cualquier árbol, no podrás ver el tamaño ni la forma de sus raíces puesto que están bajo tierra, sin embargo, tú sabes que es saludable y que todos los componentes (sol, aire, tierra, agua) están trabajando correctamente para que se produzca un fruto. Lo mismo sucede con nosotros. No podemos ver de forma física el trabajo interno que realiza el Espíritu Santo en nosotros, pero llegado el tiempo, nuestro carácter debe manifestar ese trabajo por medio de un cambio de comportamiento, de actitudes y acciones. 

El amor no solo el primer y principal componente que aparece en la lista de Gálatas 5, sino que es parte fundamental dentro de nuestras creencias. En la carta a los Corintios, Pablo estaba recordándoles que el amor debe ser la base y razón de sus acciones. Pablo le está diciendo a aquella iglesia que tener los dones del Espíritu no es suficiente para vivir una vida cristiana, es necesario desarrollar el fruto del Espíritu que produce el carácter. 

Pablo inicia este capítulo 13 diciendo: 

v. 1. “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas (DON), y no tengo amor (FRUTO), vengo a ser como metal que retiñe”  

v.2- Si puedo tener el don de profetizar y conocer todos los secretos de Dios. También puedo tener todo el conocimiento y tener una fe que mueva montañas. Pero si no tengo amor, no soy nada. 

v.3– Puedo entregar todo lo que tengo para ayudar a los demás, hasta ofrecer mi cuerpo para que lo quemen. Pero si no tengo amor, eso no sirve de nada. 

Pablo no está menospreciando los dones porque estos son buenos e importantes, pero si cualquiera de esos está presente sin el fruto del Espíritu, no sirven de nada. Se puede profetizar, hablar en lenguas, dar palabra de sabiduría, tener fe que mueva montañas y hasta sacrificar la vida misma hasta el grado de dar tu cuerpo para que sea quemado, y, sin embargo, hacerlo por los motivos y razones equivocadas. 

Pablo dijo, procuren los dones, pero recuerden que eso no es suficiente. Es necesario desarrollar el fruto del Espíritu. Las profecías se acabarán y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Pero el amor NUNCA deja de ser (1 Cor. 13:8)

Cuando hay amor, todas nuestras acciones resuenan de la forma correcta, porque estamos manifestando el cumplimiento de amar a Dios con todo nuestro corazón y amar a nuestro prójimo (Marcos 12:30-31).

 Es por esta razón que Pablo le recuerda a la iglesia de Corinto que el amor es sufrido, es paciente, amable, no es envidioso, ni orgulloso, ni se cree más que nadie, no es grosero ni egoísta y no se pasa la vida recordando lo malo que otros han hecho. Aquel que ama lo aguanta todo, lo espera todo y lo soporta todo. (1 Cor. 13: 4-7) Todo lo que hacemos debe girar en torno a estos preceptos. 

Estoy segura de que has escuchado acerca de muchos muy talentosos ministros que han caído en pecado de alguna u otra manera. Te has preguntado ¿qué fue lo que pasó? La respuesta es sencilla: no se puede caminar únicamente con la pierna del don, confiando en que eso es lo único que te sacará adelante en tu carrera ministerial. Si tu deseo es dedicarte al ministerio, como pastor, músico, evangelista o cualquier otro, ya sea dentro de tu iglesia local o a un nivel más internacional, debes entender desde ahora que no se puede caminar confiando en que el don lo es todo. 

Se puede aprender a caminar arrastrando una pierna, seguramente te moverás y podrás hacer muchas cosas de manera eficiente, pero esa no es la manera en la que Dios nos creó. Es necesario aprender a fortalecer el carácter, para que, cuando venga la prueba y la necesidad, o tengas una posición de autoridad dentro de la iglesia, sea manifiesto el carácter de Cristo a través de ti. Los dones nos fueron dados para ser puestos al servicio de los demás, y como tal, deben ser expresados con el amor, el gozo y la humildad que aprendimos de Cristo. 

El fruto del Espíritu se consigue pasando tiempo con el Espíritu. Es el  producto de tu intimidad con Dios. Recuerda que para caminar efectivamente en el ministerio hay que hacer el uso balanceado de ambas piernas, el don y el carácter. Hay que trabajar en el desarrollo de nuestros talentos, pero jamás podemos olvidarnos de fortalecer nuestro carácter ya que este es la verdadera manifestación de nuestra comunión con el Espíritu.